Caracas, capital de Venezuela, sus esquinas tienen nombres muy particulares. Detrás de estos nombres de las esquinas se encuentran historias y leyendas de una Caracas antigua que no queremos que desaparezca.
Esquina de Socorro: Su nombre viene porque allí se encontraba un puesto de socorro o ayuda.
Esquina de Angelitos: Cuenta la leyenda que el presidente Páez se encontraba con una mujer ajena y mandó a sus militares a que le avisaran por si venía alguna persona. Estos guardias los llamaban angelitos.
Esquina de Padre Sierra: Su nombre viene de la época de la colonia, en honor de Don Joseph de Sierra, capellán de las monjas Concepciones, quien vivió en este lugar en 1766.
Esquina de Sociedad: a principios del siglo XIX, se encontraba en el lugar una casona que fue sede de la Sociedad Patriótica en 1811.
Esquina de El Chorro: El nombre viene por los Agustín Pérez, el tenia un negocio donde preparaba la mejor bebida de piña y papelón y tenía un sistema de despacho único que al escuchar el sonido del centavo al caer en una alcancía, El despacha el jugo sin necesidad de abrir la puerta.
Esquina de La Romualda: Cerca del puente Catuche para el año 1824, existía la pulpería de la Sra. Romualda Rubí, quien todos conocían por Ña Romualda.
Esquina El Peligro: Para el siglo XIX estas esquinas era un campo abierto con algunas chozas, donde por la noche los delincuentes robaban a los inocentes transeúntes.
Esquina Pele el Ojo: Un bodeguero instaló su negocio en el lugar y lo llamó Pele el ojo al peligro.
Esquina de Las Ánimas: Para el siglo XIX, surgió una leyenda, que cuando la oscuridad llegaba al sitio se podía escuchar un coro de voces fúnebres. Unos curiosos salieron a la calle para descubrir quienes eran los cantores y se encontraron con sombras con túnicas blancas, que tenían hachas encendidas, y dijeron que eran ánimas del Purgatorio.
Esquina el Muerto: Durante la guerra de los cinco, en las calles de Caracas, la mayoría de los heridos morían por falta de atención, al terminar las batallas, los camilleros pasaban para recoger los muertos. Una vez recogiendo los cuerpos de repente se levantó uno y les dijo: "no me lleven a la tumba, que todavía estoy vivo". Después de esto, los vecinos del lugar decían; "esta es la esquina donde se levantó el muerto".
Esquina de San Francisco: Toma su nombre gracias a la iglesia de San Francisco, que se edificó en 1593.
Esquina de la Bolsa: En esta esquina tenía su casa la bisnieta de Don Diego de Boiza, que según la leyenda el nombre proviene de la descomposición del apellido Boiza.
Esquina del Conde: Se debe su nombre, porque vivían dos condes con título nobiliario, ellos fueron Don Fernando Ignacio de Ascanio (Conde de La Granja) y Don Antonio Pacheco (Conde San Javier).
Esquina El Guanabano: Su nombre se debe al árbol de guanábana que en aquel sitio prestaba su acogedora sombra.
Esquina del Carmen: Todas las familias deberían aceptar un patrón o abogado de la casa, por tal razón empezaron a poner sobre las puertas de los zaguanes, retablos y bustos religiosos con el patrón de la casa. Una de las pocas que se conserva en Caracas, es en la esquina del Carmen, con su mismo nicho con la imagen de la virgencita de los escapularios.
Esquina Las Gradillas: Su nombre se debe a que allí existían unas gradillas o gradas, para bajar a la Plaza de Armas o Plaza Mayor de la Colonia.
Esquina de Las Madrices: fue llamada así en recuerdo de las bellas hijas del Capitán Domingo Rodríguez de la Madriz.
Esquina de San Jacinto: Su nombre lo da El Convento de San Jacinto, construido el siglo XVI.
Esquina Las Monjas: En el siglo XVII, hubo una viuda rica que dedicó su vida y fortuna a la Iglesia. En lo que hoy es el Capitolio, había una casa de dos pisos la cual convirtió en el Convento de Santa Clara, la viuda, sus cuatro hijas, tres sobrinas y dos jóvenes, tomaron los votos como monjas.
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