El popularísimo negocio
estaba ubicado nada menos que en toda la esquina de La Torre, frente a la plaza
Bolívar, la Catedral y el hermoso edificio Washington, demolido, como tantas
casas y cosas en Caracas.
Por allí pasaba todo el mundo, ante un
permanente chorro de cerveza y otro de cordialidad, respeto y buenas maneras
que imponen la elegancia y el buen equilibrio de la cultura etílica.
Eran de alta categoría
las tertulias, en éstas intimaban literatos, artistas, comerciantes, actores
teatrales nacionales y de compañías extranjeras, toreros, deportistas, agentes
viajeros, músicos de alcurnia en los pentagramas y también pimientosos
"cañoneros" e integrantes de la nómada tribu de la llamada orquesta
"vente tú..." (porque en la esquina de La Torre, quien iba a poner
una fiestecita se acercaba al grupo y escogía así: "vente tú, vente
tú...") En Strich primero y en Donzella después imperaba la más absoluta
camaradería e igualdad, desde un canciller u otro alto personaje hasta el muy
popular y jacarandoso "Muda e' Gallo".
Las cervezas eran
servidas en grandes copas llamadas "pumpás", como era el nombre
criollo de alto sombreros precisamente de copa o chistera, bautizado en
Venezuela como "pumpá". La cerveza pequeña también tenía nombre de
sombrero y así se les pedía a los fraternos mesoneros Mira, chico, traeme otra
"camarita".
Después vinieron las
"lisas". El origen de este nombre radica en la primera Guerra
Mundial. Por la guerra empezaron a escasear los grandes tarros bautizados como
"pumpás" y "camaritas". Como dejaron de venir de Alemania,
Strich y Donzella tuvieron que poner en uso unos tarros lisos, sin cortes, sin
adornos y sin las tapas de los tarros alemanes. Eran, simplemente, unos vasos,
y quienes preferían el cristal más delgado y liviano de los nuevos empezaron a
diferenciar al pedir sus néctares de cebada y lúpulo.
Mira lupero: dame una
bien fría, como "jocico" de foca, en un vaso liso.
O pegándole
"chapa" y grito a un veteranísimo:
íAh, "Cochino e'
Monte": la mía en unos de esos bichos lisos...!
Y así, poco a poco, se
fue imponiendo lo femenino en esa catira de alba melena que es la cerveza.
Viejo Soto, dame una
lisa.
En criollo quedaba
bautizado el sifonero vaso cervecero. Y también la "dosis" pequeña
como "media lisa", que además valía medio real. Ha sido rotundamente
recordada por el gran caraqueño de adopción Billo Frómeta en una de sus
pimientosas y nostálgicas piezas. Al correr de los tiempos comenzaron a
imponerse los botellones, las jarras, las medias jarras y los tercios.
La Cervecería Strich
estuvo como expuse en la esquina de La Torre y luego de Torre a Madrices.
Cuando Donzella le compró a quien ya era su compadre, se mudó frente a la
plaza, en el local del edificio Washington, exactamente frente al sitio de la
retreta, en años veinte. Cuando le pidieron dicho local se instaló cerquita: de
Principal a Conde. Y en la Navidad de 1937 inauguró el gran local de Principal
a Santa Capilla donde hoy funciona la prefectura establecimiento que
mantuvieron los hijos Gustavo y John hasta 1952.
Fuente: Caracas en Restrospectiva
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