miércoles, 17 de mayo de 2017

"Un trágico Miércoles Santo en la Iglesia de Santa Teresa y Santa Ana"


El 9 de abril de 1952, (Miércoles Santo), la Basílica de Santa Teresa, fue escenario de una de las mayores tragedias colectivas que ha sucedido en el país, cuando a partir de las 4 y 45 de la madrugada, cerca del Altar Mayor la gente despavorida corría sin rumbo fijo y a su paso atropellaba y tumbaba personas que no podían levantarse.

En segundos, comenzaron los gritos, el llanto, las carreras con tropiezos, y la caída fatal de mucha gente. Pues la gente corría desaforadamente, empujando, pasando por encima de los caídos y buscando afanosamente una salida. Fueron minutos de total incertidumbre. Algunos corrían para salvarse, no sabían de qué o de quien, otros gritaban y trataban de levantar del suelo a los que se revolcaban ante el peso de los que por ganar la puerta, no les importaba que pisaban o empujaban a otros. 

Niños y ancianos fueron el mayor porcentaje de los muertos y heridos. Pobres mujeres indefensas ante el atropello general habían caído al suelo para no levantarse jamás. Escenas dantescas 46 personas quedaron muertas en el piso de la iglesia, confundidos con zapatos, carteras, esperma, velas y restos de algún traje de Nazareno. Fueron 23 niños, 22 mujeres, la mayoría ancianas y un hombre de avanzada edad. 

Varias versiones corrieron. La del Párroco Hortensio Castillo que señalaba como un grito de !Fuego! y !Temblor!, cerca del Altar Mayor, donde oficiaba la Santa Misa el Padre Marcial Ramírez. “Era una voz fuerte”, aseveró Monseñor Castillo. Más eso no fue esclarecido nunca. 

                       

Un Oficial de la Seguridad Nacional aseguró que una vela había alcanzado el velo de una dama, produciéndose inmediatamente la alarma general entre todos los que estaban en la iglesia. El Padre Ramírez, quien era el más cercano al Alta Mayor, por estar oficiando la misa de esa hora, aseguró que nunca vio fuego, ni se percató de que alguien gritara. 

Fue Inútil la investigación en Venezuela gobernaba La Junta de Gobierno que presidía Germán Suárez Flamerich, con Llovera Páez y Pérez Jiménez a su lado. El gobierno ordenó una investigación del caso La policía política se dio banquete apresando políticos, que ni por equivocación van a una iglesia. 

                         

El Gobernador del Distrito Federal, Guillermo Pacanins, se apersonó muy temprano en el sitio de los sucesos y declaró que todo se aclararía. Más, ninguna investigación llegó a fondo como para dar luz sobre las causas del lamentable suceso. 

Se preparaba el plebiscito de Pérez Jiménez para diciembre. Todo quedó cubierto con el manto del silencio

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