domingo, 25 de junio de 2017

"Camino Real o de Los Españoles"


A finales del siglo XVI, la naciente ciudad de Santiago de León de Caracas dependía del puerto ubicado en el litoral, de dónde provenía la totalidad de los principales bienes y artículos de la vida diaria, necesarios para sobrellevar su precaria existencia. 

La población estaba amenazada de quedar aislada en medio del estrecho valle y separada de la costa por una cordillera de especial belleza y exuberante vegetación.

Es por ello que la comunicación con La Guaira era una imperiosa necesidad y es a escasos veintidós años de la fundación de Santiago de León de Caracas, en mayo de 1589, cuando el Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela y fundador del puerto de La Guaira, don Diego de Osorio, da la orden para que se inicie la construcción del "Camino de la Montaña", sin embargo, no es sino años después cuando esta orden se cumple siguiendo una pica indígena llamada "La Culebrilla", tal como consta en acta de fecha 4 de enero de 1603.

Los cronistas han reportado diversos nombres para esta vía: "Camino a Caracas", "Camino a la Mar", "Camino al Puerto de San Pedro de la Guaira", "Camino Real" o "Camino Viejo".


Fue el único camino transitable entre los dos poblados por más de tres siglos, sirvió para el transporte de personas y todo tipo de bienes para la conquista y colonización de Venezuela.

Partía desde "El Rincón" en el pueblo de Maiquetía, pasaba por Las Llanadas y luego por un número de puntos que incluían fortines, unas posadas y haciendas, tales como La Venta, La Cumbre, Castillito y Campo Alegre, para culminar bajando por la serranía al oeste de la ciudad, en Puerta Caracas.

Para llegar hay que dirigirse a lo que siempre se ha denominado La Puerta de Caracas en La Pastora.

Hoy, como ayer, "El Camino de los Españoles", goza de una gran belleza, tanto que el Barón Alejandro de Humboldt en 1799 lo compara con otras vías visitadas por él y lo pone por encima de aquéllos, pues además de su natural exuberancia vegetal, su clima, el granito del Ávila lo realza.


El camino pasando primero por un sitio denominado Sanchorquiz, contracción del nombre de un Gobernador de Caracas Sancho de Alquiza, donde se dice que colgaban de un enorme árbol las cabezas de los delincuentes y rebeldes para escarmiento de la población en la época colonial, tales como José Félix Ribas y otros caraqueños involucrados en la gesta Libertadora. El árbol y la explanada circundante desaparecieron con el deslave ocurrido en 1999.

Otro sitio pintoresco a lo largo del camino es el de Las Canoas que está un poco más adelante en donde se encuentra otra cruz del Vía Crucis y una pequeña ermita; llama la atención que es el único sitio en todo El Camino de los Españoles donde discurre agua de un pequeño riachuelo. Siguiendo la vía principal por varios kilómetros y dejando de lado dos cruces a la derecha se llega a el primer fortín subiendo desde La Guaira es la Trinchera o Fortín de El Salto, el cual fue edificado antes de 1650 justamente sobre el Camino Real, y mediante el ensanchamiento de una gran hendidura natural que hay en el sitio, de aproximadamente 10 metros de ancho por unos 20 metros de profundidad, el paso sólo podía efectuarse a través de un puente levadizo.

Al salir de El Fortín a pocos metros se encuentra una pequeña capilla y un poco más adelante mirando a la derecha hacia la montaña, se puede observar la abertura de un túnel de cuyo origen se discute si se trataba de una vía de escape del castillo o Fortín o si fue producto de las actividades exploratorias de los buscadores de "entierros" o tesoros enterrados, tan corrientes en nuestra Venezuela del siglo XIX asolada por guerras y saqueos de toda índole.


A continuación existe una bifurcación de tres caminos. El de izquierda conduce a Plan de Manzano y a Catia. El del centro es una ruta alternativa que también conduce al sitio de La Venta. De tal manera que el Camino de Los Españoles propiamente continúa siguiendo la carretera a mano derecha. En esa bifurcación se abre un pequeño sendero que conduce al Castillo Negro y a La Atalaya.

El Castillo Negro, cuya construcción data de 1770 aproximadamente, es una fortificación que por el antiguo pozo que lo separa del camino, indica que en él había también un puente levadizo. Por su privilegiada ubicación, desde él se tiene una buena vista panorámica sobre el Litoral Central, el Fortín de El Salto, el Castillo de la Cumbre y parte de Caracas, lo que permitía avisar cualquier contingencia a los otros fortines.

El Fortín del Medio, fue una construcción situada sobre la misma fila y en la misma dirección, también data de 1770. De él tan sólo queda el terraplén donde se supone que estuvo. Luego nos encontramos con el Castillo de San Joaquín, Fortín de la Cumbre o de la Cuchilla, cuya construcción, al igual que los anteriores, data de 1770 y era el más grande de todos. Fue restaurado en 1981 y de él quedan en pie las paredes exteriores y un aljibe que tiene un poco más de cinco metros de profundidad. De todas las fortificaciones es la más visitada. Desde él la vista es inigualable y el clima agradable. A continuación el Castillo Blanco o Castillo de Loma del Viento, igualmente construcción que data de 1770, actualmente es utilizado como estación meteorológica por la marina venezolana. De este castillo sólo queda una rampa y dos columnas que daban paso al patio central. Este castillo podía ser divisado desde la Plaza Bolívar, y al tener también visibilidad sobre los otros castillos, podía informar a la ciudad de Caracas sobre cualquier novedad que hubiera, bien sea desde el Litoral Central o bien desde el Camino Real.


Otra parada obligatoria, era la Posada La Venta, lugar de posta, donde el viajero podía descansar, comer y pasar la noche. De ella todavía quedan en pie algunas paredes que nos dan una idea de las dimensiones de esta famosa posada desde mediados del siglo XVIII. Otro sitio de interés es la Hacienda Guayabal, hacienda de café y lugar de posta, situada un poco más arriba del Fortín El Salto. Se encuentra en bastante buen estado de conservación gracias a sus propietarios. Las estructuras coloniales que se encontraba a lo largo del camino fueron destruidas por buscadores de tesoros, pero todavía se encuentra buena parte de la casa colonial, el corredor delantero, algunos cuartos, el patio interior y, curiosamente, el sótano donde se guardaban los esclavos.


Por último, se encuentra la Hacienda Corozal, gran hacienda de café y se calcula que los restos de su estructura corresponden al siglo XVIII. En el año 1981 fue remodelada la construcción mejor conservada y las ruinas que se encuentran al frente eran las dependencias originales de esta hacienda colonial.



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