De origen Asiático, paso a Europa y posteriormente llego a nosotros; No se conoce con exactitud la fecha de la llegada del papagayo a Venezuela.
No es extraño, pues, que tan extraordinario juguete se haya popularizado en nuestro país a comienzos del XIX.
No hay más remedio para conocer la historia del papagayo en Venezuela que recurrir a nuestros recuerdos y el de los amigos. Revivir los años de luz y viento en que éramos montadores de papagayo, sin otras fuentes de información la memoria y los susurros del aire caraqueño.
El volar papagayos fue en Venezuela un juego esencialmente popular, favorito de los habitantes de los barrios populares. Hubo una época en que, llegada la temporada, era cosa de gusto ver el cielo de Caracas literalmente cruzado en toda su extensión por estas ingenuas aeronaves de colores, diestramente manipuladas desde tierra por pequeños capitanes que se daban cita en los cerros de Caracas.
Desde El Guarataro, San José, La Vega y todos los puntos de la ciudad donde hubiese una loma con viento propicio, partían los hilos para encontrarse allá arriba, en el gran baile del color y el movimiento. Hasta hubo en El Guarataro un lugar llamado la Loma del Viento gracias a una brisa fuerte que pasaba por ahí
El papagayo era popular sobre todo porque era barato, tal vez el más barato de todos los juguetes de la epoca, a muy bajo costo se podía obtener una buena cometa en cualquier establecimiento, pero los niños preferían confeccionarlos.
Entonces la aventura del papagayo comenzaba por la excursión a las orillas del Guaire para cortar las veradas y el recorrido por los matorrales para buscar el caujaro, cuyo fruto mucilaginoso suministraba el pegamento clásico reputado como muy superior a la goma arábiga y los engrudos caseros industriales; luego recolectar trapos para el rabo, comprar el papel de seda y armar el papagayo, ¡ah!.. Y tampoco faltaba en algunos la famosa hojilla amarrada en el rabo para contar el guaral del oponente y titularse campeón.
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