Como parte del proyecto guzmancista de modernización del país, a principios del año de 1873 el Ejecutivo Nacional ordenó la construcción de una obra pública de vital importancia para Caracas, un acueducto que llevaría a la ciudad las aguas del Rio Macarao a través del cerro El Calvario. Esta obra debía estar culminada para el 28 de Octubre, (Día de San Simón) fecha en la cual el país entero celebraría las fiestas nacionales por los 90 años del natalicio del Libertador.
La construcción del acueducto respondía a la gran escasez de agua potable en la ciudad. Para 1873, según estimaciones de Modesto Urbaneja, Ministro de Fomento, Caracas recibía once litros de agua por segundo. La principal fuente del líquido era un acueducto que se alimentaba del río Catuche.
El 19 de Febrero de 1873, el presidente Antonio Guzmán Blanco, dispuso que se “abriese un acueducto de mampostería, y entubado en los puntos indispensables y muy convenientes, por el cual viniesen al calvario cien litros por segundo de los cuatrocientos que conduce el Macarao”, señala la Memoria que el Ministerio de Fomento presentó ante el Congreso en 1874.
Guzmán Blanco anunció la llegada del tan esperado día 28. “Las calles, plazas y demás lugares públicos se engalanaron como por encanto los colores nacionales y símbolos patrios decoraban los frentes y las ventanas: en todas las esquinas levantaron arcos simbólicos”,
Si bien el día 28 de octubre fue inaugurado el Acueducto y el Paseo Guzmán Blanco, pasadas las fiestas del natalicio, aún no había llegado el agua del Macarao al estanque principal del paseo.
Fue a primeras horas del 4 de noviembre cuando llego el agua del rio Macarao al acueducto. A las 10:00 de la mañana hizo acto de presencia Guzmán, quien bebió un vaso de agua del estanque y en medio de aclamaciones se dirigió dónde estaban los ingenieros para felicitarlos por la obra.
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